El Sentido del Sufrimiento
“El dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo
de sordos”.
C.S. Lewis. (p.32).
Este libro nos
da a conocer una manera diferente el dolor y el sufrimiento, nos muestra su
lado positivo y benéfico. El dolor es importante pues es un medio por el cual
se nos revela alguna dificultad en el organismo para luego poder ser tratada,
asimismo el sufrimiento nos lleva a conocer nuestras limitaciones, ayudándonos
a reconocer el lado espiritual y nos estimula a valorar nuestra vida. Además
nos enseña que la enfermedad no solo afecta a la persona físicamente sino
también espiritualmente, por lo que se debe tratar dar al enfermo una atención
integral. Teniendo en cuenta su dimensión espiritual, el enfermo tiene
necesidades espiritual donde podemos ser de ayuda fomentando ánimo y aliento,
ayudándoles en la búsqueda de un sentido a su dolor y sufrimiento, evitando así
que caiga en la desesperación y rebeldía contra Dios, pues eso es lo que se ve
muy frecuente, en los enfermos que descubren que tienen una enfermedad
incurable, también podemos ser de ayuda al relacionar su sufrimiento con la
Pasión de Cristo, leyéndole una cita de la biblia, rezar con él y en muchos
veces solo permanecer con él y escucharle.
En fin, creo
conveniente que todos debemos leer un libro como este, aún más los que tratan
con enfermos terminales, pues todos algún día tenemos que afrontar sufrimientos
y este libro nos brinda la información requerida para saber cómo sobrellevar y
sobretodo sacarle provecho al sufrimiento y encontrarle un sentido al dolor.
El objetivo no debe ser dar más años a la vida, sino dar más vida a
los años.
El hombre nunca es viejo si se le considera lo que le queda de
vida: toda la eternidad.
El Sentido del Sufrimiento de Miguel Ángel Monge Sánchez y José
Luis León Gómez.
3ª ed. Madrid: Libros MC; 2001.
El Sentido del Sufrimiento, es una compilación de
reflexiones sobre el dolor y el sufrimiento, la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, etc. a la luz de fe en Cristo. Los dos autores,
capellanes de la Clínica Universitaria de Navarra, nos plasman anécdotas,
testimonios, etc. de su diario visitar y acompañar a muchos enfermos.
Este libro nos enseña, a través de citas bíblicas, reflexiones
y análisis de casos, que el dolor y sufrimiento pueden ser de provecho para la
persona, conduciéndola a una revaloración de la vida, a un mejor conocimiento
de las limitaciones existenciales y de posibilidades espirituales, y a poder acercarnos
más a Dios, pues en él solo podemos encontrar el sentido del dolor y
sufrimiento, así como también la esperanza de vida.
*** Una recesión sobre el Libro:::::
Capítulo I: La Realidad del Sufrimiento Humano
Vivir es sufrimiento.
“Vivir
es sufrimiento, sobrevivir es encontrar sentido al sufrimiento”, Víctor Frankl
(p.9).
El dolor
y el sufrimiento es un fenómeno universal que acompaña al hombre, desde su
nacimiento, los dolores de la madre y los gritos del recién nacido, hasta que
muere; se presenta en intervalos de la vida, no suele ser constante, como nos
dice San Juan Crisostomo “Dios mezcla trabajos y dulzuras” (p.10).
Quien causa el sufrimiento.
Las
causas que originan el sufrimiento en la vida son diversas:
- Por consecuencia de nuestra propia naturaleza.
- Por causas naturales.
- Por el mal uso que el hombre hace de su libertad, maltratándose a sí
mismo o a los demás.
- Algunos proceden de la entrega y servicio a los demás.
Estas
causas se pueden resumir en dos:
1.
El sufrimiento
causado por la naturaleza y también la naturaleza humana. Esto es un misterio.
2.
El sufrimiento
causado por el egoísmo de los hombres.
Los hombres cargan sufrimiento en sus propias espaldas y sobre de las
demás; comprobándose la maldad humana.
Los dolores pueden clasificarse en:
-
Dolores
comprensibles. (Ejemplo: enfermedad contraída por errores personales)
-
Dolores
incomprensibles, como el sufrimiento de los inocentes.
Podemos
concluir pues que la mayor parte del dolor y sufrimiento son causados por la
injusticia y el egoísmo de los hombres. (Ejemplo: guerra, hambre, etc. y
padecimientos personales más intensos).
El sufrimiento de la enfermedad.
El
sufrimiento, no es sinónimo de infelicidad y la felicidad, tampoco supone la
ausencia de dolor. Las personas que padecen enfermedades pueden tener
felicidad, en diferencia de otras que pueden gozar de una vida saludable y
tener riqueza, pero aun así no pueden tener felicidad en su vida.
El
Papa Pio XII, nos dice acerca de los enfermos, “Ellos son como un aviso para
todos, para que recuperen los verdaderos valores de la vida”. Ellos nos ayudan a mejorar como personas, a
dirigir nuestra atención en lo verdadero y fundamental, alejándonos así pues de
lo superficial y vano.
Capítulo
II: A la Búsqueda de un Sentido del Dolor
Dolor y sufrimiento: aclaración terminológica.
Ambos
términos no son sinónimos.
El
dolor se refiere a lo fisiológico es una “sensación desagradable producida por
la acción de estímulos de carácter perjudicial” (p.17). El dolor proporciona la
reacción física y psíquica para poder combatir el mal, con la medicina.
El
sufrimiento se refiere a lo psicológico, es más amplio, porque no solo afecta a
la persona que lo padece sino también a su familia y su entorno, este es más difícil
de aliviar que el dolor.
El
sufrimiento físico es cuando duele el cuerpo, el sufrimiento moral es el dolor
del alma, de un dolor de tipo espiritual.
Sentido humano del sufrimiento.
Todo
ser humano sabe que el sufrimiento es malo, pero de esa experiencia dolorosa se
puede sacar provecho, como se cuenta en la “parábola del mono, el sabio y el
cocotero” (p.20).
El
dolor físico es una alerta del cuerpo para poder atacar el mal en el organismo,
haciendo uso de los medicamentos necesarios; así también el sufrimiento nos
lleva a reconocer nuestras limitaciones, facilitándonos el poder de
trascendernos a sí mismos y el conocimiento de nuestras posibilidades espirituales.
1)
Para alguien
que está en desarrollo: según psicólogos y pedagogos, nos dicen que no se puede
educar sin sufrimiento.
2)
Para los
adultos: el sufrimiento eleva, perfecciona y lleva a la plenitud a la persona,
llevando a repasar su vida descubriendo su insuficiencia humana.
El misterio del sufrimiento.
El
dolor, está en los planes de Dios, pero él no es quien lo causa, sino que es
parte de nuestra condición humana. La respuesta que da solución del sufrimiento,
es mirar a Cristo quien experimento toda la gama del sufrimiento y dolor por
amor a la humanidad; por lo cual el sufrimiento es un camino para acércanos a
Dios, pues la fe en Cristo nos revelara el secreto del sufrimiento y de la
muerte, obteniendo la esperanza en él.
Diversas
interpretaciones sobre el sentido del dolor.
A) El dolor como consecuencia de la culpa y del pecado.
En
la época antigua, que nos relata la biblia, se creía que el dolor, el
sufrimiento y desgracias eran castigos por sus pecados personales o por los de
sus padres. Hoy en día, hay muchas personas que siguen creyendo este postulado.
Jesucristo no explica esto, sino que el mismo “en la cruz tomo sobre sí todo el
peso del mal y quito el pecado del mundo” (p.30) y nos insta en la necesidad de
tomar la cruz, para poder ser sus discípulos.
B) Sentido pedagógico del dolor: con el dolor Dios educa y va
madurando a los hombres.
El
dolor conduce a la persona a un examen y descernimiento sobre su vida,
descubriendo lo esencial y desechando lo
innecesario e inútil, llevándolo así a un conocimiento más profundo sobre
su persona y a una madurez.
C) El dolor como prueba y ocasión de
encuentro con Dios.
El
dolor es una prueba que tenemos que afrontar en la vida, allí es donde podemos
demostrar si verdaderamente amamos a Dios, en medio de nuestros sufrimientos;
esto nos llevara a un encuentro real con la verdad absoluta, con Dios; pues en
Dios podemos encontrar el reposo y el sentido de nuestra vida en medio del
dolor.
D) El dolor aceptado como solidaridad
Dios
es solidario con la humanidad, al sufrir y morir por ella. Dios no explica el
sufrimiento, ni tampoco lo suprime, sino que el mismo se hace sufriente,
entrando en el sufrimiento, entonces no podemos decir que él no sabe lo que es
sufrir.
Cristo da el pleno sentido al sufrimiento.
Jesucristo,
en su condición humana, experimento el sufrimiento y dolor, en todos sus
aspectos, y supo aceptarlo por amor a la humanidad. Así pues, el dolor y sufrimiento, se pueden
entender a mirando a Cristo en la cruz, y no solamente es quien da respuesta
sino también es quien brinda la esperanza de la vida eterna.
Capítulo
III: La Dimensión Espiritual de la enfermedad.
La dimensión
espiritual, es un aspecto constitutivo de todos los seres humanos, estén
padeciendo una enfermedad o estén gozando de buena salud. Según la experiencia
medica hay dos clases de enfermos los que tienen una riqueza interior (son
sensibles, cultos, agradecidos, etc.) y existen los que tienen un interior
empobrecido, con una vida guiada por estímulos externos, apetitos
materiales, a los cuales se les ha
denominado unidimensionales, pues su dimensión espiritual ha quedado
infravalorada y esto muchas veces se muestra en los que gozan de buena salud,
tienen una actitud materialista o consumista.
Muchas veces la
enfermedad permite tener a quien la acaece la ocasión de profundizar en la
dimensión espiritual y en su propia existencia, que muchas veces cuando se goza
de salud uno la pasa por alto.
Existe una dimensión espiritual.
Se puede decir que es la necesidad espiritual, se desglosa:
a) El término necesidad es ambiguo.
Necesidad, se
refiere “a un objeto cuya ausencia solo puede estar colmada por el mismo
objeto” p.44. Hay dos clases de necesidades:
- Necesidades
Físicas, (comer, dormir, etc) al no satisfacerse estas generan inmediatamente
sufrimiento y a la larga es una amenaza vital. Al satisfacerse estas
necesidades se desaparece la necesidad.
- Necesidades
psicológicas (ayuda, comprensión, amor, etc) no son de inmediata satisfacción,
porque está condicionada por la libertad de la persona.
b) Espiritual es un término muy amplio.
Lo espiritual
muchas veces se confunde con religiosidad, lo cual viene hacer el conjunto de
prácticas que realizan los que profesan una religión. La espiritualidad es “la
búsqueda de significado existencial” la cual es una preocupación que todos la
tenemos. Entonces la dimensión espiritual, de una persona, no siempre se
expresa con la práctica religiosa.
Antropológicamente,
el hombre es:
Un ser
inteligente y libre, con estructura corpóreoespiritual, que le otorga dignidad.
Un ser
religioso, poseedor de alma inmortal y por lo cual trascendente.
Así pues, todo
hombre, creyente o no, tiene necesidades espirituales.
La dimensión espiritual del enfermo.
La enfermedad
afecta el todo de la persona, tanto física como psíquica, necesitando el
enfermo de una atención integral.
La enfermedad
nos ofrece un tiempo de análisis, reflexión y organización de nuestra vida, así
como también ayuda a resolver conflictos, permitiendo elevar nuestra existencia
y muchas veces en medio del dolor y sufrimiento se ha tenido un encuentro con
Dios.
“El testimonio
del Dr. Vallejo-Negera” p.50. Diagnosticado de cáncer, dirigiéndose a Dios dice
“has hecho el favor de avisarme” p.51.
cuenta que el de tener el conocimiento que va a morir pronto, le ha
brindado la oportunidad de ponerse a cuentas con Dios.
Necesidad de ser reconocido como persona.
La persona
enferma demanda una atención integral, pues necesita ayuda física, psíquica y
espiritual, para poder aceptar su
enfermedad y vivirla con dignidad.
En la necesidad
espiritual, se define en niveles:
a) La condición
de persona. Primer nivel
El peligro de
despersonalización viene cuando, el personal de salud, suele convertir a la
persona en un simple número de historia o habitación; olvidando que el enfermo
es una persona, lo conveniente es llamarle por su nombre y prestarle atención
debida, involucrándole también en la toma de decisiones.
b) derecho a
recibir la información debida, c) la demanda estrictamente espiritual.
Derecho a recibir información.
Este nivel
secundario, es el hecho de brindar, al enfermo, la información debida sobre el
diagnostico, pronostico y la calidad de vida previsible.
El decir toda
la verdad al enfermo tiene sus dificultades, por lo cual se debe de dar de
manera gradualmente y con prudencia, proveyéndole siempre una esperanza;
teniendo en cuenta de que la información sea veraz y no un engaño por
compasión.
El enfermo al
saber que se le respeta sus derechos humanos y espirituales, se siente más
sereno, con más libertad de expresarse, contribuyendo a mejorar su autoestima y
mantener el optimismo.
La búsqueda de un sentido a la enfermedad.
En el tercer
nivel, las dimensiones o necesidades espirituales del enfermo, se señala:
En primer
lugar: La búsqueda de sentido a la enfermedad. La enfermedad, despoja a la
persona, llevándola a un análisis de sí misma,
a reconocer sus limitaciones y a la necesidad de atraer a su vida lo
esencial y verdadero. Muchas veces, la enfermedad sobre todo en sus inicios,
conduce a la desesperación, angustia y rebeldía contra Dios, pero también encamina
hacia la madurez, distinguiendo lo sustancial, lo valioso de lo que no lo es,
tornando a la persona más sensible para el encuentro y búsqueda de Dios.
El Dr. Marck,
en su relato personal “Lecciones” dice: “Yo podía sentarme y dejar que mi
enfermedad siguieran su curso o podía hacer una pausa, contemplar mi vida y
preguntarme ¿Cuáles son mis valores prioritarios? ¿Cómo deseo pasar el tiempo
que me queda?” p.59.
La búsqueda del
sentido, la podemos hallar en las actitudes o comportamientos como: completar
proyectos, trasmitir valores, cumplir deseos y perdonar.
Necesidad de comunicación, de relación, de amor.
El hombre es un
ser sociable, abierto al mundo, a los demás y a Dios, y cuando enferma esto se
acentúa a un más, por lo tanto esto se debe de tomarse en cuenta en la atención
integral a los enfermos. La persona enferma, puede volverse egocéntrica o puede
manifestar la necesidad de otras personas y valorar esa relación con los demás.
Apertura a la trascendencia.
El hombre es un
ser religioso, no se encierra en sí mismo, sino se extiende hacia Dios. En la
enfermedad, se hace más visible esa trascendencia del ser humano.
Al buscar una
explicación, ante la enfermedad, se llega a un sentimiento de culpa, a lo que
también lleva a descubrir los erróneo de la vida, para volverse a lo principal
y verdadero, a una nueva valoración.
La experiencia
de los médicos con los enfermos terminales, se ha dicho que pasan por cuatro
fases: 1) siguen ocupándose de lo que los rodea.
2) se limitan a lo que acontece en su casa,
familia.
3) se reducen a lo que ocurre en su
habitación.
4) Solo están
atentos a lo que sucede en su interior de su cuerpo.
El enfermo poco
a poco se convierte o quiere ser el centro de atención. Volviéndose egoístas
muy exigentes. Pero a la vez van madurando, en cuanto quieren recuperar el
tiempo y querer mostrar su riqueza interior.
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